Estamos viendo como el mundo en el que vivimos experimenta constantemente cambios. Cambios en los productos que utilizamos, en los servicios que nos ofertan, en las necesidades de las personas, en los procesos de producción. Como la vida de los artículos que solemos utilizar en nuestro día a día (electrodomésticos, móviles, ordenadores, y un largo etcétera), son cada vez más cortos.
Estamos inmersos desde hace tiempo, queramos o no, en un mundo globalizado, en la denominada economía del conocimiento. ¿Quién le iba a decir a una empresa situada en Sangonera la Seca, que su principal proveedor estuviera en Shenzhen (China)? O que un autónomo del Llano de Brujas exportara sus productos a Lima (Perú). Todo esto está motivado a la interrelación de la economía en el mundo global.
Y todos estos cambios implican a su vez que tanto empresas, autónomos como profesionales, deben de estar preparados. “No son los más fuertes ni los más inteligentes los que sobreviven, sino los que mejor se adaptan al medio” Charles Darwin.
Y todo esto pasa por la innovación. Pero, ¿Qué se entiende por innovación? Según la Real Academia Española: “creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado.” Y añadiendo además la definición de Peter Drucker autor del libro La innovación y el empresario innovador: “Es el medio a través del cual el emprendedor crea nuevos recursos generadores de riqueza o dota a los recursos existentes de mayor potencial para crearla”.
Hoy día, la innovación es una necesidad. En un mercado tan competitivo cualquier organización empresarial necesita desmarcarse de la competencia mediante la innovación y por una sencilla razón, por una cuestión de supervivencia.
Cualquier empresa debe de innovar tanto cuando las cosas van bien, como cuando van mal. Cuando van bien es bastante obvio. Pero cuando van mal hay que continuar innovando, ya que cuando llegue la recuperación, la empresa se encontrará en una posición excelente frente al resto de empresas de su sector.
Hay todo un mundo dentro de esta simple palabra, pero que tengamos claro que el futuro pasa por ella. No se debe de pensar en que “eso no va conmigo”, o “que innovar es muy caro”, o “que ya está todo inventado”. Como ya he comentado, es cuestión de mantenerse en el mercado.
También hay que hacer un llamamiento a las Administraciones Públicas, para que fomenten y dediquen recursos a la I+D+i, ya que actualmente España tan solo dedica el 1% del PIB.
Y por último os quiero dejar con una gran cita de Woody Allen: “Si no fracasas una y otra vez es que no estás haciendo nada innovador”.