“Herederos de las
generaciones precedentes
y beneficiarios del trabajo de nuestros
contemporáneos,
tenemos obligaciones con
todos
y no podemos desinteresarnos de quienes
vendrán
detrás de nosotros a engrandecer el círculo
de la familia humana”
Pablo
VI, Populorum progressio
Enormes
palabras de solidaridad las que nos dejó PabloVI de su encíclica en marzo de
1967. A la vez que un toque a la responsabilidad.
Mi
preocupación por el actual modelo económico, es conocido por muchas personas
que realmente me conocen, de hace bastantes años. Verdadera preocupación, por
este modelo económico, que no respecta a la persona. La persona pasa a un
segundo plano y lo único importante son las finanzas, la adoración al dinero.
Creando personas con falta de valores y llevando al individualismo. O lo que es
lo mismo, al ego.
No
obstante, desde que he tenido la suerte de ser padre, aún me preocupa más que
tipo de sociedad estamos dejando para el futuro. Así como, el futuro de nuestra
única casa, como es nuestro planeta. Si continuamos con este sistema económico
neoliberal, donde se incentiva un consumo desmesurado, sin importarle que los
recursos de nuestro planeta sean finitos, tratando a las personas como simples
mercancías y simples fines, corremos el riesgo de la total deshumanización de
la persona.
Simples
fines, para la consecución de acaparar fortuna y poder para una cierta minoría,
y así seguir con el dominio, manteniendo su estatus.
Pero, quiero
ser optimista. Prefiero pensar que estamos dando ese giro. Un giro que debe de
empezar por educar a nuestros hijos en valores, hacerles ver que lo más
importante son las personas. La persona como centro de nuestra sociedad. El
respecto, la ética, la empatía, deben de ser parte de esos valores, haciendo
que el futuro sea más esperanzador.
Que la
persona sea el centro de nuestra sociedad, debe de ir parejo, a la solidaridad
y responsabilidad para con nuestra casa común. No tenemos otra, y es obligación
de todos, así como de nuestros hijos, el cuidarla y respetarla, tal y como nos
indica Pablo VI, además de nuestro Papa Francisco en su encíclica Laudato Si.
Si
desde nuestro entorno “micro” hacemos todo lo que esté en nuestras manos para
cambiar este modelo, y somos responsables a la hora de la elección de nuestros
dirigentes, siendo exigentes, con nosotros mismos en primer lugar y con los
demás. Todo cambio es posible.
Como
creyente, todos los días le pido a Dios que nos ayude a mi mujer y a mí, con la
educación de nuestros hijos. Aunque no se trata de ser creyente o no, se trata
de tener un futuro digno como personas y conservando nuestro único hogar. Esa
afirmación es universal.
“La
mayor parte de los habitantes del planeta se declaran creyentes, y esto debería
provocar a las religiones a entrar en un dialogo entre ellas orientado al
cuidado de la naturaliza, a la defensa de los pobres, a la construcción de
redes de respeto y de fraternidad” Encíclica LAUDATO SI del Papa Francisco