jueves, 24 de septiembre de 2015

Fomentar el transporte públo: concienciación de los gobiernos y de la ciudadania



Si tienes que ir a Valencia para cualquier tema (no habitualmente), os dejo el coste de dicho viaje desde mi pueblo, Sollana. Viajando un día en transporte público:


  •  Billete ida/vuelta en tren: 5,30€ por persona
  • Billete ida/vuelta en metrovalencia: trayectos de una zona el importe es de 2,90. En los de dos es de 4,00. Los de tres es 5,30 y los de cuatro es de 7,40 euros.

  • Billete sencillo en la EMT (Bus): 1,50€ cada vez que lo pilles.

Sacad números por persona. Esto es facilitar que se utilice el transporte público y dejemos el coche en casa.
Información sacada de:




lunes, 21 de septiembre de 2015

"A ganar, a ganar, pollo para cenar"



Esta frase se repetía una y otra vez en los casinos estadounidenses, cuando algún jugador sacaba el 21 en el famoso juego denominado Blackjack.

También me puede servir como frase que pueden repetir muchos de los ganadores en el enorme “casino” en el que se ha convertido nuestro sistema económico y que empezó a labrarse allá por los años 70 del pasado siglo ¿Quiénes son los afortunados? Buena pregunta. Estoy totalmente convencido de que ustedes sabrán dar respuesta a la misma.

Desde mi punto de vista, los mercados mundiales que conocemos, se han convertido en verdaderos casinos organizados a imagen y semejanza de unos pocos. Una élite que su único objetivo es incrementar sus cuentas de resultados y la acumulación de poder. 

Tal vez me explique mejor con la siguiente reseña histórica:

Durante las últimas décadas se ha desarrollado un largo proceso de desregulación financiera justificado en el convencimiento de la capacidad de los mercados para autoregularse. Dicho movimiento desregulatorio comenzó en Estados Unidos con la retirada de la Ley “Glass-Steagall” después de que el Congreso aprobara el “Depository Institutions Deregulation and Monetary Control Act” en 1980. Antes de 1980, la regulación establecía un rígido marco de separación entre la banca comercial y la banca de inversión, que se financiaba exclusivamente a través del mercado de capitales. Los bancos comerciales estaban fuertemente supervisados por parte de la Reserva Federal quién exigía elevados coeficientes de liquidez y solvencia, y quedaban respaldados por el Estado a través de la garantía de los depósitos, garantía de la que no gozaba la banca comercial. Sin embargo, estas limitaciones de la banca comercial se fueron diluyendo, de tal forma que la desregulación de los mercados financieros provocó una liberalización de las operaciones transnacionales, con ausencia de controles de cambios o límites a las entradas y salidas de capital, lo que permitió mantener una agresiva comercialización de hipotecas centradas en resultados a corto plazo estimuladas con sistemas de incentivos perversos, la comercialización de productos financieros nuevos y complejos que organizan y canalizan la actividad financiera y, por último, una deficiente evaluación del riesgo por parte de las agencias de calificación.

Llegado a este punto, quiero introducir un término con el que estoy muy interesado en que todos ustedes lo conozca (seguro que una gran mayoría ya lo conocerán). Un término ligado muy de cerca a las políticas neoliberales que actualmente imperan en nuestra sociedad y que tanto daño están causando. Me refiero a la financiarización.

Encontramos una definición muy genérica por parte de Epstein (2005); “la financiarización se refiere a la creciente importancia de los intereses financieros, los mercados financieros y los agentes e instituciones financieras en el funcionamiento de las economías nacionales e internacionales”.

No obstante según Stockhammer (2004), “la financiarización incluye un elenco de fenómenos como la globalización de los mercados financieros, la revolución del valor del accionista y el ascenso de los ingresos procedentes de la inversión financiera”. Esta definición de financiarización es mucho más concreta, ya que se adecua a la situación de crisis económica financiera que estamos sufriendo.

Un ejemplo radical de lo que es la financiarización, lo encontramos en el libro de Juan Hernández Vigueras “El casino que nos gobierna”, donde nos indica como en el año 1997 un banquero estadounidense llamado David Pullman tuvo  una idea; titularizar los derechos de los 25 discos que David Bowie había grabado hasta 1990 y convertir los derechos de autor de todas esas canciones en un título susceptible de ser comprado y vendido en los mercados. 

Ante una alta desregulación del sector financiero y la creación y expansión de la denominada financiarización, se creó un caldo de cultivo para que en 2007 estallara una crisis económica a nivel global que aún la estamos padeciendo.

Si criminales fueron la creación de los “Morgate Backed Securities” (MBS) y “Collateralizad Debt Obligaions” (CDO), un claro ejemplo de los alcances de la desregulación financiera, hoy por hoy dicha desregulación sigue haciendo de las suyas. 

Ya se habla incluso de la bancarización de la naturaleza[1], ponerle precio a los bosques que talan algunas empresas, ponerle precio a nuestras playas[2], así con un largo etc. 

Todo esto debe de terminar, todos los gobiernos y las instituciones, deben de concienciarse para poner fin a toda esta desregulación de un sector que no tiene piedad ni tiene fin en su avaricia por su materia prima que no es ni más ni menos que el dinero y el poder. Se deben de imponer leyes que regulen el sector y lo hagan totalmente transparente. Estas leyes las deben de hacer los propios gobernantes. Gobernantes que deben de ser totalmente independientes, sin influencias ni intereses en el sector financiero que pueda desvirtuar y/o manipular las leyes que puedan hacer para regular el sector.

Hay que terminar con poder del dinero en los mercados y en la vida de las personas. Deben de penalizar y/o bloquear a los países que permiten el blanqueo de capitales, así como los paraísos fiscales. Es inadmisible que ciertos países consientan que dinero sucio, sea blanqueado y vuelva al mercado para el beneficio de unos pocos.

Con la unión de todos los países y las instituciones, en esa misma dirección, entiendo que se podrán conseguir muchos éxitos y terminar de una vez por todas que los mercados sean los que marquen el rumbo de las personas.




[1] http://www.rtve.es/television/20150531/mercado-naturaleza-noche-tematica/1153743.shtml
[2] https://www.youtube.com/watch?v=FTdP7e4h1QA

martes, 14 de julio de 2015

El Conocimiento en las organizaciones locales



La gestión del conocimiento es un término que se aplica a la denominada nueva economía, influido por la globalización y las nuevas tecnologías. El conocimiento, lo proporcionan las propias personas mediante sus experiencias, sus aptitudes pedagógicas, por su edad (sin importar cual).

 
No obstante, la gestión del conocimiento, también puede ser aplicado en nuestra vida personal, y por mediación de entes públicos y cualquier asociación a la cual podamos pertenecer.

Éstos últimos tienen la obligación de velar por fomentar dicho conocimiento. Ya que implicando a cada uno de los miembros de su organización o ciudadanos, es muy probable que encontremos personas que puedan y tengan mucho que aportar. 

Aportaciones que pueden ser mediante artículos interesantes e inéditos, otras formas de gestionar las organizaciones, así como de impulsarlas.

 
Pero para que eso ocurra, hay que dar oportunidades a las personas para que con total libertad puedan encontrar un entorno favorable para esa difusión del conocimiento. Intentando no caer en la tentación de la  monotonía y en “lo fácil” a la hora de solicitar a ciertas personas su colaboración.

Sería precioso poder ver trabajar juntos a personas de edad, junto con los más jóvenes. Experiencia y frescura, todo un lujo para cualquier organización que se precie. 

Podría ser una solución a la eterna crisis en la que muchas organizaciones están inmersas.

viernes, 13 de febrero de 2015

De cómo entre todos podemos conseguir mucho



En el siglo XVII Holanda sufrió una profunda crisis debido a los Tulipanes. Se conoció como la primera gran burbuja y se denominó “la crisis de los tulipanes o TULIPOMANÍA”.
Con el paso del tiempo, se han conocido otras muchas crisis, como la crisis de la Compañía de los Mares del Sur, La locura de El Dorado americano, el Pánico de 1907, hiperinflación alemana, el Martes negro de 1929, etc. etc., hasta llegar a la burbuja inmobiliaria que empezó en 2007 y que en cierto modo aún sigue azotándonos.
Evidentemente, cada una de estas crisis, fueron muy devastadoras en su época. Imposible hacer comparaciones entre unas y otras, ya que no tiene nada que ver la globalización que tenemos en nuestra sociedad actual, que el modelo de vida en el siglo XVII en Holanda.
Ahora bien, lo que sí que podríamos observar en casi todas, como patrón común, es la codicia humana por enriquecerse. Un enriquecimiento fácil.
Cuando hablo de enriquecimiento o codicia humana, no hablo tan solo de una o dos partes del juego económico. Hablo desde una visión a tres bandas. Empresarial, política y sobre los consumidores.
Durante este largo periodo de crisis que llevamos, he visto como desde todos los medios de comunicación, incluido un servidor, hemos hablado de cómo el sistema financiero nos ha arrastrado hasta esta situación, de cómo la clase política sigue impasible en muchas ocasiones y ante muchas situaciones. Pero no del papel adoptado por la tercera parte protagonista de todo este modelo económico: el consumidor.
No quisiera que me mal interpretaran todos ustedes, pero creo que ya es hora de una auto reflexión y sepamos cual ha sido nuestro papel, para poder dar lugar a reaccionar y evitar en lo posible, que algo así vuelva a suceder, enseñando a los nuestros de lo aprendido.
Por experiencia profesional, he vivido en muchas ocasiones, como posibles clientes allá por los primeros años del siglo XXI, me solicitaban financiación varia, no se le aceptaba y vivía como en la sucursal de enfrente le daban esa misma financiación. Clientes que se enfadaban con nosotros, porque no les dábamos esa financiación. Clientes que aceptaban cualquier precio por 50 m2 en el arrabal de una población o ciudad. En muchas ocasiones, incluso llegando al enfado por la no aceptación de dicha financiación.
Desde mi punto de vista, como verdaderos protagonistas de este sistema, debemos de actuar como consumidores socialmente responsables y asumir dicho rol, para poder conseguir cambiar “las reglas de juego económico actual”. Saber decir no, en muchas ocasiones y situaciones. Entender que no podemos tenerlo todo o mejor aún, no podemos tener todo lo que nos quieren ofrecer. Debemos de saber que la felicidad del individuo o su bienestar no pasa precisamente por la posesión de bienes de consumo, tal y como nos hace ver esta sociedad basada en un capitalismo tan férreo.
Para entender que es un consumo responsable, me quedo con la siguiente definición; “la elección de los productos y servicios no sólo en base a su calidad y precio, sino también por su impacto ambiental y social, y por la conducta de las empresas que los elaboran.”[1]




Actuando como consumidores responsables, no solo nos estaremos haciendo un favor saliendo de esa esclavitud del consumismo sin sentido, a la vez estaremos ayudando directamente a nuestro planeta y al resto de individuos a conseguir un mundo infinitamente mejor. Les recomiendo la lectura del siguiente libro; “Más allá de los límites del crecimiento” Dennis Meadows, Donella Meadows.


[1] http://www.ecodes.org/